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ORGANISMA:
LA ORGANIZACIÓN QUE SE CUIDA A SÍ MISMA
“No hay mal que por bien no venga” dice el antiguo refrán. Se nos viene a la mente cuando pensamos en la tremenda oportunidad que se nos ofrece a partir de la actual coyuntura de la pandemia y después del estallido social. Es la ocasión para dar un tremendo salto y generar un cambio cultural en nuestras organizaciones que hace rato nos hace falta. Pensamos en organizaciones que verdaderamente se cuidan a sí mismas, no ya solamente del virus y la infección corporal, sino en un sentido integral.
¿Qué implica lo anterior? Primero que todo, una disposición estratégica para internalizar en todos los planos y niveles el valor del cuidado como un valor organizacional ligado al desarrollo de la organización, y que responde al sentido mismo del verbo cuidar: “Ocuparse de una persona, que requiere de algún tipo de atención o asistencia, estando pendiente de sus necesidades y proporcionándole lo necesario para que esté bien o esté en buen estado, o para evitarle algún mal o peligro”.
Este valor debe ser definido desde lo más alto de la dirección y traspasar toda la gestión en el entendido que todos los miembros de una organización requieren atención y asistencia en su condición de personas y simultáneamente de trabajadores. Si algo nos ha mostrado dramáticamente esta pandemia es eso: las innumerables necesidades de las personas que integran nuestras organizaciones y que cruzan de lo laboral a lo personal de una manera que es difícil separar como pretendimos en el pasado. Es hora entonces de que nuestras organizaciones tomen consciencia de esta realidad y asuman esta responsabilidad intra – organizacional que llamaremos Cuidado Organizacional.
Con todo lo relevante, el cuidado organizacional aun es una parte del todo, necesaria, pero insuficiente. También ese valor debe ser compartido por cada uno de los integrantes de la organización como un valor a nivel personal, referido al Auto Cuidado y al Cuidado del Otro, como un legítimo otro. De la conjunción del cuidado de los individuos entre sí y para sí, y el cuidado, como valor promovido organizacionalmente, nace la Organisma: una organización que se cuida a sí misma.
Esta verdadera transformación cultural la imaginamos entonces como la intersección de tres dimensiones:
¿Por qué decimos que se cuida? Porque al confluir el autocuidado, el cuidado por el otro y una disposición organizacional para que ello esté inmerso en la cultura y presente en toda la gestión, la organización crea verdaderas condiciones para habilitar su sobrevivencia en el largo plazo. Impacta en su clima organizacional, en el compromiso de sus miembros, en su sentido de pertenencia, en su motivación y finalmente en su productividad.
Por cierto existen otras dimensiones para que una organización sea exitosa, pero su migración a Organisma es el primer y necesario paso en el difícil mundo post pandemia.